Léase con atención B50: “Οὐκ ἐμοῦ, ἀλλὰ τοῦ λόγου ἀκούσαντας ὁμολογεῖν σοφόν ἐστιν ἓν πάντα εἶναι” (No a mí, sino al λόγος se escucha para llegar a ser sabio y acabar diciendo lo mismo que dice el λόγος, a saber: uno es todo). Digamos, para empezar, que el λόγος es aquí lo que une todo, el λόγος es el ἓν. Y es que cada cosa lo es merced al λόγος. El λόγος es el ser. Olvídese, por favor, tal como sugiere Heidegger, de un λόγος que tenga que ver con la lógica. No. El λόγος del que habla todo el tiempo Heráclito va más allá del enunciado, más allá de todo artefacto metafísico que lleva grabado con letras de hielo la palabra lógica. El λόγος de Heráclito se escribe con letras de fuego, o si se prefiere, con el rayo de Zeus. Sea como fuere, ¿qué es este λόγος? Por desgracia «Heráclito no dice en ninguno de los fragmentos que nos ha llegado, lo que es el λόγος»1. Por tanto, nos corresponde a nosotros escuchar de alguna manera a eso que Heráclito llama λόγος e interpretar lo que alcancemos a oír. ¿Pero tenemos que esperar a escuchar una suerte de discurso si cerramos los ojos? En absoluto, se trata de prestar atención a los testimonios de los sentidos y depurarlos por medio de la razón para, de esta manera, ir en dirección a la verdad. ¿Y qué van a percibir nuestros sentidos en este estudio? Señales. ¿Por qué digo señales? Por lo que nos dice Heráclito en B93: «El señor cuyo oráculo está en Delfos ni dice, ni oculta, sino hace señales». De alguna manera escuchar el λόγος quiere decir prestar atención no a un Dios (Apolo por ejemplo), sino a la φύσις, la cual se expresa ante nosotros con toda suerte de señales. Entonces, si se presta atención al λόγος, o sea, si se contemplan las señales que nos ofrece la φύσις y con ayuda de aquello que es común a todos, a saber, el pensar (φρονέειν)2, se analiza cada una de esas señales según su naturaleza, a lo mejor se llegará a decir, quién sabe, que en efecto, ἓν πάντα εἶναι.

1 Heidegger, 2012 (I).

2 Común es a todos el pensar. (B113).

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