Fuego siempre vivo

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Bien sabido es que yo llevé mi libro al templo de Ἄρτεμις, la portadora de luz (φωσφόρος). ¿Qué es esa luz (φῶς) de la diosa? Es ἀληθείᾳ. ¿Y qué porta mi libro? No otra cosa que ἀληθείᾳ, pues en este libro queda plasmado que yo, Heráclito de Éfeso, he escuchado al λόγος, siendo inherente a éste la no-ocultación (ἀληθείᾳ). Queda claro, entonces, que aquí debe estar mi libro, pues este templo es, por decirlo de alguna manera, templo de la portadora de la ἀληθείᾳ. Os preguntaréis, pues, qué es el λόγος. Yo os puedo decir que tal λόγος es eterno λόγος, siempre (ἀεὶ) λόγος verdadero. Tal λόγος rige el fuego siempre vivo (πῦρ ἀείζωον), encendiéndose y apagándose según medidas. Estad atentos al fuego, habida cuenta de que con él se despliega una eterna guerra y, en justa consecuencia, “la indeterminabilidad de todo lo real”1. Eterno mundo hecho de fuego siempre vivo. De este fuego resulta imposible deslindarse. Ocultes donde te ocultes, siempre vas a ser pasto de las llamas de una guerra. Y de esta manera, el vivir será siempre un morir en este mundo que nunca deja de ser un juego del fuego consigo mismo2. Fuego siempre vivo. Miremos al sol. El sol (ἥλιος) es nuevo (νέος) cada día, siempre nuevo sin cesar: Ὁ ἥλιος {…} νέος ἐφ᾽ ἡμέρῃ ἐστίν, ἀλλ᾽ ἀεὶ νέος συνεχῶς (B6). Contemplad, si podéis, la belleza de este fuego siempre vivo gobernado por el eterno λόγος.

1Nietzsche, 2004.

2El mundo es: «[…] el juego del fuego consigo mismo.» (Nietzscher, 2004)

Armonía invisible

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El devenir de las cosas se percibe gracias a los sentidos. Pero resulta evidente lo siguiente: Κακοὶ μάρτυρες ἀνθρώποισιν ὀφθαλμοὶ καὶ ὦτα βαρβάρους ψυχὰς ἐχόντων1. (Malos testigos [son] los ojos y los oídos para los hombres que tienen almas de bárbaros). No quiero decir con esto que tales hombres no vean las estrellas o que no escuchen la melodía de la lira. Lo que ocurre es que la mayoría de los hombres no son capaces de descubrir lo que hay detrás de esta φύσις porque su alma no está preparada para escuchar el Λόγος. Prestad atención a lo siguiente si queréis comprender: la φύσις es lucha, una lucha de contrarios que es a la vez unidad; es una lucha de presencia y ocultamiento. Dicho lo anterior, ahora podéis entender mejor esto: «Lo contrario, conveniente. {Lo contrario es concordante, y de los discordantes resulta la más bella armonía (y todo sucede por la lucha)}»2. En efecto, todo sucede por la lucha, y, por eso, Πόλεμος πάντων μὲν πατήρ ἐστι, πάντων δὲ βασιλεύς3. Pero obsérvese que esta lucha no se despliega en el caos, sino en una armonía que resulta invisible a la mayoría de los hombres. Ante esta armonía que sólo es visible al hombre que escucha el Λόγος, tal hombre se maravilla.

1B107.

2B8.

3Πόλεμος πάντων μὲν πατήρ ἐστι, πάντων δὲ βασιλεύς, καὶ τοὺς μὲν θεοὺς ἔδειξε τοὺς δὲ ἀνθρώπους, τοὺς μὲν δούλους ἐποίησε τοὺς δὲ ἐλευθέρους (La guerra es la madre de todo, la reina de todo, y a los unos los ha revelado dioses, a los otros hombres; a los unos los ha hecho esclavos, a los otros libres.) B53.

La tarea más esencial del hombre

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Os diré que el carácter del hombre marca su destino, esto es, Ἦθος ἀνθρώπῳ δαίμων1. Cuando hablo de este Ἦθος hablo de la naturaleza humana, o lo que es lo mismo: un modo de ser del hombre que se vincula de manera inexorable con la ἀλήθεια. Acaso habrá quien entienda que este carácter (modo de ser) es una suerte de morada divina cuyo nombre es Λόγος y donde habita la Ἀλήθεια2. Podéis llamarlo Dios, podéis llamarlo Λόγος, pues «Uno, τὸ σοφὸν, único, quiere y no quiere ser dicho con el nombre de Zeus»3, pero tened presente que lo llaméis como lo llaméis, ahí está la ἀλήθεια. De esta manera, con lo que os acabo de decir, se puede apreciar cómo de fundamental resulta para el hombre la palabra ἀλήθεια. Sólo diciendo la verdad y obrando según lo que dicta el Λόγος -lo que dicta a través de la φύσις- se puede alcanzar la sabiduría. ¿Y por qué el hombre tiene la posibilidad de ser sabio? Porque puede pensar, he aquí la más elevada virtud del hombre: τὸ φρονεῖν ἀρετὴ μεγίστη, καὶ σοφίη ἀληθέα λέγειν καὶ ποιεῖν κατὰ φύσιν ἐπαίοντας (El pensar es la virtud máxima, y sabiduría decir la verdad [ἀλήθεια] y obrar como los que comprenden la naturaleza de las cosas)4. ¿Pensar? Hacerse cargo del Λόγος, o sea, estar despierto5 al Λόγος6. Pensar [φρονεῖν] el sentido (de algo) es φιλία τῆς σοφίας7 y, en definitiva, desvelar la ἀλήθεια es la tarea más esencial del hombre, puesto que: «Una sola cosa es lo sabio: conocer la verdad que lo pilota todo a través de todo»8.

1B119. Burnet lo traduce así: «Man’s character is his fate» (El carácter es para el hombre su destino). Heidegger nos dice: «Se debe considerar B119 como uno de los más esenciales que nos fueron legados».

2Marzoa traduce B119 como sigue: «Morada para el hombre el dios».

3B32.

4B112.

5Me decía Eduardo Gómez en cuanto a este «estar despierto»: «De ahí que, en ese ejercicio de ‘eliminar velos’ (desvelar), sea necesaria la vigilia, el estar despierto (el noein parmenídeo), para ocuparse del logos. Y esos ‘ojos abiertos’ nos hacen contemplar el abismo de la nada. La muerte». En efecto, este «estar despierto» que contempla el abismo de la muerte hace decir a Heráclito: «Muerte es cuanto despiertos vemos; cuanto dormidos, sueño» (B21).

6Marzoa señala que este «estar despierto» de Heráclito equivale al νοεῖν de Parménides.

7Así lo expresa Heidegger en referencia a la doctrina de Heráclito.

8B41.

Entre λόγος y θεὸς

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En ningún momento niego que los dioses estén ahí. Pero no son ellos quienes hicieron este mundo: «Este mundo, el mismo para todos, no lo hizo ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que ha sido eternamente y es y será un fuego eternamente viviente, que se enciende según medidas y se apaga según medidas»1. Con todo, no negaré que me resulta difícil poner un límite entre λόγος y θεὸς. Me explicaré. Cuando digo «de cuantos he oído las razones (λόγοι), ninguno alcanza hasta conocer esto: que σοφὸν es aparte de todo»2, tenéis que comprender que ese “a parte de todo” quiere decir que el referido σοφὸν no es una cosa tangible, sino el λόγος mismo. Esto que aquí trato de explicar es imprescindible para entender la dificultad que tengo a la hora de trazar una línea divisoria entre λόγος y θεὸς, una dificultad que la expreso claramente del siguiente modo: «Uno, τὸ σοφὸν, único, quiere y no quiere ser dicho con el nombre de Zeus»3. En efecto, Zeus y λόγος (τὸ σοφὸν) no acaban, desde mi punto de vista, de estar totalmente diferenciados. Por ello, diría que mi doctrina sigue estando afectada por un arcaico mundo de mitos. Siendo esto así, cuando os digo que todo lo gobierna el rayo4, os confesaré que veo a Zeus enviando tal rayo, tal fuego. ¿Zeus? Bueno… λόγος.

1B30.

2B108.

3B32.

4«Y todo lo gobierna el rayo.» (B64).

El exceso (ὕβρις)

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Ruinas del Templo de Delfos (Imagen de Walkerssk en Pixabay)

Soy yo, y nadie más, quien lleva a cabo el precepto délfico γνωθι σεαυτόν1. ¿Pero qué significa hacer realidad el conócete a ti mismo? Buscar el lugar no de mí, sino del hombre mismo en este κόσμος bellísimo (κάλλιστος κόσμος)2. Sí, yo me he buscado3, lo cual es lo mismo que decir: yo he estado despierto al λόγος. ¿Pero qué es el λόγος? Lo que atraviesa todas las cosas de parte a parte para unificarlo en un todo4. Estando despierto al λόγος5, uno puede ver que tal λόγος es μέτρον (medida). Pero el vulgo, esto es, la mayoría de los hombres, viven en un sueño (ὕπνος) que es un olvido del λόγος6. En efecto, la mayoría de los hombres viven de espaldas al λόγος, y así, sumergidos en un ὕπνος, sobrepasan la medida (μέτρον), cayendo entonces en una terrible ὕβρις7.Y yo os digo: Menester es apagar el exceso (ὕβρις) más que un incendio8. Sí, hay que hacer caso al oráculo délfico cuando nos dice: Μηδὲν ἄγαν (nada en exceso), pues ahí hay λόγος.

1«[…] dando a entender que es él [Heráclito], y ninguno de los demás hombres, quien satisface y consuma la verdad del precepto délfico Conócete a ti mismo.» (Nietzsche, 2004).

2«El mundo es bellísimo» (Teofrasto, Metaphys. Apud Fraile, 2015).

3B101.

4Λόγος: «palabra con la cual [Heráclito] designó el propio ser, lo uno unificador de todo ente.» (Heidegger, 2012 (I)).

5«Estar despierto» es, a juicio de Marzoa (Marzoa, 2003), el νοεῖν de Parménides, o sea, en términos heraclíteos equivale a un hacerse cargo del λόγος. Por lo demás, piénsese en el olvido del ser de Heidegger.

6«Siendo esta razón eternamente verdadera, nacen los hombres incapaces de comprenderla antes de oírla y después de haberla oído. Pues sucediendo todo según esta razón, {aquellos} se asemejan a los carentes de experiencia, al {no} hacer la experiencia de palabras y obras tales cuales yo voy desarrollándolas, analizando cada cosa según su naturaleza y explicando cómo es en realidad. Pero a los demás hombres se les esconde cuanto hacen despiertos, como olvidan cuanto hacen dormidos.» (B1).

7Soberbia, orgullo, desmedida, exceso, etcétera.

8Ὕβριν χρὴ σβεννύναι μᾶλλον ἢ πυρκαϊήν. (B43).

Id más allá del Πάντα ῥεῖ

Heráclito de Rubens (1577-1640)La mayoría habla de mi doctrina como si ésta se sostuviera exclusivamente en el cambio. Repiten una y otra vez aquello del Πάντα ῥεῖ hasta la saciedad, como si tal cosa les legitimara para decir: yo escucho al Λογος. Pero no, quines así actúan son incapaces de comprender el Λογος. El Πάντα ῥεῖ, por sí solo, es incapaz de hacer ver de qué estoy hablando todo el tiempo. Si no vais más allá del Πάντα ῥεῖ, no podréis ver que la esencia de mi doctrina (y la esencia del Λογος) se encuentra en la mezcla de oposiciones. Hablo de una unidad en la variedad, de una lucha, de una eterna lucha. ¿Se me entiende cuando hablo de una eterna lucha?

Tenéis que ir más allá del «no es posible meterse dos veces en el mismo río»1 si queréis oír al Λογος y decir como el sabio: todo es uno2. Apartaos de aquellos que sólo hablan del Πάντα ῥεῖ cuando hablan de mi doctrina, pues en verdad los tales viven dormidos. Sólo así, tal como os digo, y no escuchando a nadie más que al Λογος (y, por qué no, al sabio), podréis contemplar una universal armonía que se oculta a la mayoría, a los que viven dormidos. ¿Armonía? Sí, ella está en todo, ella es unificación universal de contrarios. ¿Es que os lo tengo que decir con otras palabras para que os hagáis una idea de lo que estoy diciendo? Mirad, la realidad se despliega gracias a un movimiento de contrarios. Y en tal movimiento de contrarios hay lucha (guerra – πόλεμος): los contrarios son en la medida en que uno nace pereciendo el otro. Es por lo anterior que debéis ahora comprender que cuando digo Φύσις κρύπτεσθαι φιλεῖ3, estoy hablando de la referida lucha de contrarios, una lucha que constituye el mundo (κόσμος). Fijaos, ahí donde leéis Φύσις, leed surgir, y ahí donde se leéis κρύπτεσθαι , leed declinar.

1B91.

2«Sabio es que quienes oyen, no a mí, sino a la razón, coincidan en que todo es uno.» B50.

3B123.

El vulgo no escucha el Λόγος

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Representación de la Artemisa efesia, llamada polimastia, es decir, de múltiples pechos. Copia romana de la estatua del templo de Éfeso, Museo Arqueológico de Éfeso, Selçuk. (Wikipedia).

Heráclito de Rubens (1577-1640)

¿Alguien puede dudar, tal vez, que el Λογος rige las transformaciones del fuego? Sí, la mayoría. Y es que el Λογος, el que gobierna un ejercito de fuego (οἰακίζει πυροῦ στρατιὰν), no se escucha en este mundo de hombres donde predomina la vulgaridad. Y esto que digo, ciertamente, hace que la mayoría diga que mi carácter no tiene nada de amable, que soy despreciativo. Pero esto no me importa, pues ¿qué importa lo que se diga de mí? Sólo hay algo verdaderamente importante que merece toda la atención del mundo, y no es otra cosa que escuchar el Λογος y no las habladurías del vulgo. ¿Pero por qué os pensáis que me retiré al templo de Artemisa? Por el insoportable ruido de la charlatanería de todos esos ignorantes demócratas de Éfeso, una charlatanería hecha de política, de novedades, de hoy.

Pero escuchando el Λογος, ¿qué se escucha? El eterno y único devenir, la más absoluta indeterminabilidad de todo lo que hay aquí y allí: todas las cosas devienen, mas en realidad nunca ‘son’. Pero el vulgo -o sea, la mayoría- no escucha, y por eso cree ver algo que está inmóvil, acabado, puesto delante de sus narices de modo permanente; pero naturalmente el vulgo ve mal, quiero decir que no ve que en cada momento hay una lucha entre la luz y la tiniebla, entre lo dulce y lo amargo. Y como dos luchadores, a veces uno obtiene ventaja, a veces la obtiene el otro. ¿Se me entiende? A ver si se me comprende mejor así: “De las cualidades contrarias proviene la guerra, y de la guerra se originan todas las cosas. Por eso la guerra es el padre y el rey de todas las cosas”1.

1B53.

El Fuego y el Λόγος son distintos

Debo decir que todo apunta a que el Fuego y el Λόγος son distintos. Dejadme, sin embargo, que lo diga provisionalmente, pues lo que os ha llegado hasta vosotros de mí a través de los fragmentos no es todo lo que pienso… Diré ahora, sin afirmarlo rotundamente, que el Λόγος es superior al Fuego1. El Fuego es un perpetuo hacerse (cambio) mientras que el Λόγος es inmutable y se puede identificar, no sin ciertas dudas, con Zeus. «B32. Uno, το σοφὸν, único, quiere y no quiere ser dicho con el nombre de Zeus»2. Digamos, pues, que el Λόγος es el dios Zeus -pero con reservas. Ahora bien, el Λόγος debe entenderse, en caso de que se considere un dios, no como un dios trascendente, sino como un dios -una ley- inmanente.

Gracias al Λόγος -en cuanto Razón Universal- hay una armonía oculta y universal en la que se unifican las oposiciones -los contrarios. La realidad, en efecto, es un desarrollo de movimientos contrarios. Y la referida armonía, por cierto, los hombres no son capaces de apreciarla porque no pueden contemplar el ser en su totalidad. Cuando os digo «B54. Armonía inaparente más fuerte que la aparente»3, entiéndase con ello que la armonía inaparente no es apreciada por los hombres porque no son capaces de abarcar la totalidad del ser. Esta armonía inaparente es el Λόγος, un Λόγος que no es Fuego… ¡Y no puede serlo, pues afirmar lo contrario sería lo mismo que decir que Zeus y el rayo son una misma cosa!

1Fraile, 2015. (pág. 173).

2Marzoa, 2013 (pág. 45).

3Ibíd. (pág. 48).