Nos hemos referido varias veces a la diosa que recibe benévola al héroe –al poeta– como la diosa sin nombre. Pero, ¿qué diosa es esta? Prestemos atención a lo que nos dice Bernabé:
[…] ¿qué diosa es esta? Los investigadores se han esforzado en darle un nombre y han discutido cuál es, olvidando algo que, pese a ser una perogrullada, no carece de validez: si Parménides hubiera querido que la diosa fuera una diosa con nombre, se lo habría dado. La diosa del poema es, pues, deliberadamente innominada; Parménides no quiere revelar –o desconoce– la fuente de la verdad que le ha sido comunicada.1
En B1 tenemos el paso en que la diosa recibe al héroe:
Y la Diosame recibió benévola,
cogió con su mano mi mano derecha,
y así dijo su palabra y me habló
…
Kαί με Θεὰ πρόφρων ὑπεδέξατο,
χεῖρα δὲ χειρί δεξιτερὴν ἕλεν,
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