Actitud filosófica: el solitario educador

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¿Necesita la actitud filosófica un educador? Si seguimos pensando con Nietzsche, veamos a grandes rasgos qué nos decía el pensador alemán sobre la figura del educador. En tiempos de la tercera intempestiva, Nietzsche veía en Schopenhauer el modelo, el arquetipo, la guía para la vida y, además, el modo para acceder a la cultura. El educador era algo así como el instrumento necesario para llegar a comprenderse mejor a uno mismo. Frente al educador, Nietzsche contraponía la figura del eurudito –v.g. los filósofos funcionarios pagados por el Estado–, la cual quedaba a años luz de la sabiduría de aquél. El erudito está lejos de la figura del educador, el cual lleva, necesariamente, una vida solitaria, independiente, consagrada al pensamiento, como Heráclito en en el mundo de los presocráticos. ¿Qué sería un erudito? Heráclito ya nos habló del erudito utilizando la palabra Πολυμαθίη (pluriscencia o múltiples conocimientos)…

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Trágica naturaleza

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¿Qué sentido tiene esta naturaleza creadora y destructora? Detrás, delante, encima, debajo y en cada instante se da una lucha que da y quita. Nietzsche nos hizo pensar en un uno primordial, un hipotético artista supremo que designa la naturaleza como fuerza creadora y destructora cuyo atributo esencial es el sufrimiento originario que expresa el carácter destructor y doloroso del tiempo. Trágica vida atravesada por este tiempo que siempre lleva en sí el sufrimiento originario con el que la naturaleza lo arrasa todo.

Cuando pienso en la naturaleza en el sentido trágico de aquellos griegos y en compañía del filólogo convertido tal vez sin desearlo en filósofo, no puedo por menos que salir al monte y gritar el nombre de Heráclito. Entre las montañas retumba el eco de mi llamada en tanto un rayo ilumina el cielo. Me estremezco y, entonces, leo en mis notas:

La naturaleza ama ocultarse.

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Actitud filosófica

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Me estaba preguntando –ahora que tenía un momento para quitarme de encima la ocupación de la cotidianidad–, qué es eso de tener una actitud filosófica? ¿Acaso aquella epojé de Husserl que se desembaraza de una realidad que somete al sujeto hasta asfixiarlo? ¿Será aquél fenómeno de la muerte en el que Heidegger observa la posibilidad de atender a las auténticas posibilidades desde la conciencia de que ahí, siempre ahí, está el fin de toda posibilidad para el Dasein? ¿Tal vez podría ser el eterno retorno de Nietzsche, o sea, ese anuncio de la obstinada repetición de lo mismo que en cuanto instrumento puede servir para enterrar al insustancial hombre nihilista?

¿No es una actitud filosófica lo que, en definitiva, permite alcanzar aquello que nos decía Píndaro?

llega a ser lo que eres

γένοιο οἷος ἐσσὶ μαθών1

Tal vez llegar a ser lo que eres es el fondo…

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Concurso Fuego Inteligente 2022

¿Conoces el pensamiento de Heráclito? ¿Eres capaz de resumir algún aspecto de su pensamiento en unas 500 palabras? Entonces participa en el “Concurso Fuego Inteligente 2022”. De los textos recibidos se escogerán 3 ganadores que obtendrán como premio los libros electrónicos «Desde Éfeso: Heráclito» y «De Tales a Aristóteles: lo esencial». Los textos ganadores serán publicados en el blog “El fuego de Heráclito”.

Desde Éfeso: Heráclito de [Francisco Javier Font Moa]

Bases

1. El texto no puede superar las 500 palabras y estará redactado en un documento Word.

2. El documento Word lo tienes que enviar a la dirección heraclitofuego@gmail.com indicando en el asunto “Concurso Fuego Inteligente 2022”. Los datos que tienes que aportar en el cuerpo del e-mail son: nombre, seudónimo y país.

3. La fecha límite para entregar tu texto es el 31 de julio de 2022.

4. El fallo se hará público en el blog “El fuego de Heráclito” a lo largo del mes de agosto del presente año. En caso de que seas uno de los 3 premiados se te enviará un e-mail con los libros electrónicos «Desde Éfeso: Heráclito» y «De Tales a Aristóteles: lo esencial».

5. Los textos premiados serán publicados en el blog “El fuego de Heráclito”. Se publicará cada texto firmado con el seudónimo del autor (y en caso de que no se disponga de un seudónimo, entonces con el nombre del autor).

6. La presentación de un trabajo al “Concurso Fuego Inteligente 2022” presupone la aceptación total de las presentes bases.

Sacrificios y adoraciones

B5a

Καθαίρονται δ ̓ ἄλλωι αἵματι μιαινόμενοι οἷον εἴ τις εἰς πηλὸν ἐμβὰς πηλῷ ἀπονίζοιτο.

«Se purifican manchándose con otra sangre, como si alguien que ha caminado en barro se limpiase con barro”.

B5b

Μαίνεσθαι δ ̓ ἂν δοκοίη, εἴ τίς αὐτὸν ἀνθρώπων ἐπιφράσαιτο οὕτω ποιέοντα.

«Parecería que estuviera loco si alguno de los hombres lo contemplara actuando de esa manera”.

B5c

Καὶ τοῖς ἀγάλμασι δὲ τουτέοισιν εὔχονται, ὁκοῖον εἴ τις δόμοισι λεσχηνεύοιτο, οὔ τι γινώσκων θεοὺς οὔδ ̓ ἥρωας οἵτινές εἰσιν.

“Y también a esas imágenes rezan, tal como si uno estuviera hablando a las paredes, no teniendo noción alguna de qué son los dioses ni tampoco los héroes”.

Interpretación

Los sacrificios cruentos1 así como las adoraciones a las imágenes expuesto en B5c2 son el producto de la ignorancia y la perversidad. Se aprecia con Heráclito, pues, un vínculo entre el mal y la ignorancia en la que más tarde profundizará Sócrates.

La ignorancia se manifiesta de muchas maneras, y aquí la encontramos en su vertiente religiosa-supersticiosa3 que como fenómeno se muestra a los que tienen lógos como signo de locura, o sea, como no conformidad con lo divino.

Se expone en estos pasos un problema radical: la creencia de que se sabe. Tal creencia nace «del temor supersticioso»4. Tenemos, pues, una crítica del efesio a esa creencia que conduce a los hombres a rezar y hacer ofrendas a toda suerte de imágenes, esto es, objetos que en ningún caso atienden a lo humano. Es signo de locura lo que hacen tales hombres, una locura fundamentada en la ignorancia, esa que no permite reconocer a los dioses y a los héroes (semidioses).

Pero para Heráclito el rito no debía ser exterioridad sino íntima experiencia mística; y por eso el fragmento 5 reprocha y condena los ritos que no son «remedios» [ἄκεα] (fragm. 68) espirituales, es decir, que no responden a la exigencia de la catarsis y palingenesia del alma.5

1Cf. Mondolfo, 1966, p. 346.

2Cf. 126. B5c.

3Cf. 126 B5c y 129 B5a.

4Calvo, 2017.

5Mondolfo, 1966.

Un banquete de amor, conocimiento y verdad

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No hay una sino muchas teorías del conocimiento, pero todas ellas tienen en común un objetivo: la verdad. ¿Y qué verdad se busca? La filosofía quiere descubrir el ser, esto es, la verdad del ser, y Platón lo hace a través de su teoría del conocimiento, una ἐπιστήμη que persigue la ἀλήθεια del τὸ ὄν, es decir, el descubrimiento del ser con el que se puede dar cuenta con toda certeza qué es esto y esto y esto… y todo (la realidad misma). La Teoría de las Ideas es el núcleo de la metafísica de Platón, o sea, una teoría de la realidad que el filósofo ateniense pretende explicar por medio de un conocimiento verdadero que, mire como se mire, tiene que ser divino en la medida en que lo es el alma en el ámbito platónico. Se reconoce en la teoría del conocimiento de este filósofo diferentes grados de…

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Conocer lo semejante

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Había un principio en aquella antigua Grecia, una suerte de regla humana que decía: lo semejante conoce a lo semejante. ¿Y qué hay más semejante que uno mismo respecto a sí mismo? Mas es sabido que para conocerse hay que buscarse, investigarse. Tal investigación de uno mismo partirá siempre de una sospecha que abrirá las puertas a un ἀγών del que nos habló Epícteto. También son semejantes los humanos, quienes se identifican desde una verticalidad cuya sombra es la diferencia. La antropología no quiere comparar pero no deja de comparar, y en tal tarea comparativa ella identifica lo similar y lo diferente, dejando al descubierto una escisión por la que se precipita mortalmente el conocimiento de un nosotros.

Aquel mundo del estructuralismo observó a los humanos y pensó ver en ellos algo similar a lo que ya había visto Heráclito hacía unos dos mil quinientos años, a saber: lo…

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Eterno ser (Heráclito y Parménides)

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Con Parménides la eternidad ha “liquidado” la posibilidad de un pasado y un futuro en el que pueda desarrollarse, por decir así, el devenir:

El Ser es eterno e inmóvil y es lo único que existe. Por tanto, el Ser es uno (ἕν) y queda descartada la posibilidad de que haya un tiempo en el que pueda acontecer algún cambio. El Ser ni fue alguna vez ni será (οὐδέ ποτ᾿ ἦν οὐδ᾿ ἔσται)1, sino que es siempre y en todo momento el mismo.2

Escuchemos a Kirk y Raven sobre la cuestión del “tiempo” parmenídeo:

Es probable que lo que Parménides pretenda adscribir a lo que es sea una existencia en un eterno presente no sometido a distinciones temporales de ninguna clase.3

Guthrie, por su parte, nos habla del ser de Parménides como una realidad sin límites temporales que resulta radicalmente opuesta a la idea del

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Señales (Heráclito y Parménides)

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Heráclito y Parménides nos hablan de señales, unas señales a partir de las cuales el hombre puede desvelar la realidad tal como es. En los primeros versos del fr. 8 del poema del eléata la diosa dice:

Un solo relato acerca del camino queda todavía: cómo es.

Sobre este camino hay múltiples señales:

que el Ser es ingénito e imperecedero,

pues es íntegro, y sin temblor y sin final;

ni fue alguna vez ni será,

puesto que es ahora todo al mismo tiempo, uno, continuo […]

Μόνος δ᾿ ἔτι μῦθος ὁδοῖο

λείπεται ὡς ἔστιν· ταύτῃ δ᾿ ἐπὶ σήματ᾿ ἔασι

πολλὰ μάλ᾿, ὡς ἀγένητον ἐὸν καὶ ἀνώλεθρόν ἐστιν,

ἐστι γὰρ οὐλομελὲς καὶ ἀτρεμὲς ἠδ᾿ ἀτέλεστον·

οὐδέ ποτ᾿ ἦν οὐδ᾿ ἔσται, ἐπεὶ νῦν ἔστιν ὁμοῦ πᾶν,

ἕν, συνεχές […]1

La diosa advierte que hay muchas señales (σήματα) a partir de las que un hombre afortunado-preparado como Parménides puede ver

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Fue, es y será (Heráclito y Parménides)

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El ser de Parménides está “situado” en una actualidad permanente, esto es, en la inmutable eternidad. Y la diosa del poema explica al muchacho –a Parménides– esta situación digamos que atemporal como sigue:

ni fue alguna vez ni será,

puesto que es ahora todo al mismo tiempo, uno, continuo;

οὐδέ ποτ᾿ ἦν οὐδ᾿ ἔσται, ἐπεὶ νῦν ἔστιν ὁμοῦ πᾶν,

ἕν, συνεχές·1

He marcado en negrilla los tres tiempos verbales a los que recurre el eléata en su poema para explicarnos la implacable actualidad del ser. El verbo ser (εἰμί) se expresa aquí en pasado (fue [ἦν]), presente (es [ἔστιν]) y futuro (será [ἔσται]). Por otro lado, tenemos a Heráclito que nos expone su serde múltiples nombres del siguiente modo:

Este mundo, el mismo para todo, no lo hizo ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que fue eternamente, es y será

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