Ser y Verdad: ente y verdad

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Habíamos visto que en B1 la diosa está hablando de la bien redonda Verdad (Ἀληθείης εὐκυκλέος), vale decir, de la auténtica realidad. Pero si se concibe la Verdad en cuanto auténtica realidad, entonces, ¿dónde queda el Ser y en qué se distingue de la Verdad? Focalicemos ahora nuestra atención en el Ser y después, sólo después, miremos si Verdad y Ser son una misma cosa o no.

Cuando en el poema de Parménides hace referencia al Ser, se utiliza la forma de participio τὸ ἐόν1 (el Ser). Este τὸ ἐόν hace posible que los entes aparezcan. Digamos que lo ente (τὰ ἐόντα2)son las cosas que aparecen. Pensándolo con Marzoa, el Ser es el aparecer mismo, «la constitución del aparecer en sí mismo […] lo que hace posible que algo en general aparezca, o sea: […] la claridad (ἀληθείη)»3. De esta…

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Cuando Heráclito habla del νόμος

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Dirijamos nuestro pensamiento a Éfeso, a sus murallas, a sus habitantes y, sobre todo, al νόμος que mantiene viva la πόλις de Heráclito. Y para tal cometido vamos a ver el fragmento B44: Μάχεσθαι χρὴ τὸν δῆμον ὑπὲρ τοῦ νόμου ὅκωσπερ τείχεος1. Raúl Caballero nos propone provisionalmente la siguiente traducción: «Debe el pueblo luchar por la ley como si fuera su propia muralla»2. Si partimos de esta traducción, lo primero que nos podemos preguntar es: ¿de qué ley se está hablando aquí? Imaginemos que nosotros somos el δῆμος (pueblo) y que Heráclito nos pide que luchemos por el νόμος porque ese es, a su juicio, nuestro deber. Pues bien, acaso ese es nuestro deber, pero, si se puede decir de esta manera, no nuestro deber esencial. ¿Cuál es, pues, nuestro deber esencial? Saber por lo que se va a luchar, esto es, tener claro qué es…

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Una realidad auténtica

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En el poema de Parménides la diosa habla en B1 de la bien redonda Verdad (Ἀληθείης εὐκυκλέος), esto es, de la auténtica realidad, lo cual podría constituir algo así como una suerte de perfecta veritas est adaequatio rei et intellectus sive enuntiationis1. Pero no mezclemos ahora la idea de Verdad del pensador inicial griego con el concepto de Verdad medieval en la que será de radical importancia una relación que queda por ahora fuera de lugar con el de Elea. La Verdad de la que nos está hablando la diosa se sitúa fuera del alcance de la experiencia de lo humano, por lo que, visto así, la Verdad parmenídea tiene mucho en común con algo que nos dice Heráclito: «Pues el modo de ser humano no alberga la verdad, en cambio el divino sí”2. En efecto, la Verdad queda fuera del alcance de los hombres…

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Desde Éfeso: Heráclito

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En este trabajo revisamos los fragmentos que nos han llegado de Heráclito. A cada fragmento1 se le añade una sucinta interpretación que de ordinario parte de las realizadas por Nietzsche, Kirk-Raven, Heidegger, Mondolfo, Fraile, Russell, Marzoa, Calvo, Copleston, Gaos, etcétera. De lo que se trata aquí es de comprender la doctrina de Heráclito, esto es, la doctrina del fuego inteligente, para ir más allá del todo cambia.

1Los fragmentos de la presente obra aparecen ordenados según el sistema de Bywater y están identificados también con la nomenclatura Diels-Kranz.

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La tiranía de lo común (ser)

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Lo común parece estar por todas partes. Es como una pesadilla. Y así, si Hui Shi decía «[…] el ser que nace es el ser que muere»1, Heráclito apuntaba: «Lo mismo en lo viviente y muerto, y lo despierto y lo durmiente, y también lo joven y lo viejo. Pues esto se ha convertido en aquello, y aquello, de nuevo, en esto se ha convertido»2. No me gusta lo común, me parece una simplicidad demasiado simple, una regla demasiado sencilla para esta cabeza mía que se quiere complicar una y otra vez para no ir a ninguna parte. Pero no encuentro forma de salirme de lo común. A lo mejor si yo fuera uno de esos sacerdotes dionisíacos, lo común lo vería con otros ojos, unos ojos embriagados que danzarían al ritmo de los tambores de una comunidad orgiástica sin límite. Pero yo soy…

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Fragmento B44

Μάχεσθαι χρὴ τὸν δῆμον ὑπὲρ τοῦ νόμου ὅκωσπερ τείχεος”.

«Preciso es que el pueblo luche en defensa de la ley como por sus muros [los muros de la ciudad]”.

Interpretación

Este fragmento lo tenemos que conectar con B114, allí donde se dice que la ley (νόμος) de la πόλις es una derivada de la ley divina (λόγος). ¿Cómo se defiende el νόμος? Obedeciéndolo. Si no obedeces el νόμος tampoco obedeces el λόγος. Y tal desobediencia destruye la πόλις.

El νόμος (ley de la ciudad) se alimenta del λόγος (lo común). Y el νόμος merece ser defendido con la lucha si es preciso, pues sin νόμος una ciudad no es una πόλις. Entonces, ¿qué decir del λόγος? ¿No será todavía más perentorio luchar por el λόγος si el νόμος depende de aquél? Y una pregunta más, ¿cómo se lucha por el λόγος? El alma tiene λόγος si uno lucha por ello, esto es, si se investiga, si se busca, si se analizan las cosas según la naturaleza de las cosas, si se escucha lo sabio. Tal lucha es la mas urgente, la más apremiante. ¿Cómo será una ciudad en la que los hombres no luchen por tener λόγος en sus almas? Será una ciudad que dará no sólo la espalda al λόγος, sino también al νόμος. Una ciudad así será una ciudad en manos de almas bárbaras, y entonces podrá ocurrir algo similar a lo que ocurrió en Éfeso y que Heráclito denunció con duras palabras: «Bien merecido les estaría a los efesios en edad adulta ahorcarse y abandonar a los niños la ciudad […]»1. ¿Pero por qué abandonarla a los niños? Porque ellos todavía tienen la oportunidad de luchar por el λόγος, esto es, la oportunidad de que el λόγος se acreciente en sus almas.

1B121.

Un Sócrates pensado con la ayuda de Heráclito

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¿Por qué Sócrates era tan conocido en Atenas? Él mismo lo dijo en la Heliea: Ἐγὼ γάρ, ὦ ἄνδρες Ἀθηναῖοι, δι᾽ οὐδὲν ἀλλ᾽ ἢ διὰ σοφίαν τινὰ τοῦτο τὸ ὄνομα ἔσχηκα1 (Pues yo, hombres de Atenas, no es sino por cierta sabiduría que he alcanzado esta fama). Entonces, por decir así, Sócrates no ocultó a los demás su sabiduría, y por eso adquirió tanta fama entre sus compatriotas, una fama que fue creciendo durante todos aquellos años en que el “sabio” ateniense iba y venía por el ágora, «junto a las mesas de cambistas»2, hablando con todo el mundo, desmontando “verdades” para montar, siempre a medias, otras “verdades”.

Decía Heráclito que κρύπτειν ἀμαθιην κρέσσον ἢ ἐς τὸ μέσον φέρειν (Ocultar la ignorancia es mejor que mostrarla)3, pero también parece cierto que ocultar la sabiduría es mejor que exhibirla por ahí, o por lo menos eso…

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Fragmento B34

Ἀξύνετοι ἀκούσαντες κωφοῖσιν ἐοίκασι ̇φάτις αὐτοῖσιν μαρτυρεῖ “παρεόντας ἀπεῖναι”.

«Incapaces de entender habiendo escuchado, ignorantes parecen: Para ellos el refrán atestigua que ‘estando presentes, están ausentes’”.

Heráclito dice en B113 que es común (ξυνόν) a todos pensar, pero aquí falla algo: la mayoría (οἱ πολλοὶ) son incapaces de entender (Ἀξύνετοι) incluso después de haber escuchado las razones que están en concordancia con el λόγος. De esta manera, la mayoría se deslinda del pensamiento que está en acuerdo con el λόγος. Por tanto, los que no comprenden viven en mundos propios que son ajenos a la realidad, a la verdad de las cosas. Los referidos hombres están sumergidos en sueños porque están dormidos, y los que duermen están ausentes a pesar de estar presentes. En B112 nos dice el de Éfeso que ser sabio (σωφρονεῖν) es la mayor virtud, pero tal virtud lo es si se dice y se obra según la naturaleza de las cosas (κατὰ φύσιν ἐπαίοντας), o lo que es lo mismo, según el λόγος. En fin, digamos que todos los hombres piensan, sí, pero pocos piensan de acuerdo con el λόγος, o lo que es lo mismo: pocos son los sabios.

Αἰών: el niño que juega consigo mismo

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Αἰών (eternidad) es siempre (ἀεὶ) un niño que juega1. Acaso el niño juega a las tabas (πεσσεύων), o tal vez a otro juego según se considere (v.g. Calvo: tres-en-raya o castro). Sea un juego u otro, el niño juega, siempre juega, ¿pero acaba la partida alguna vez? Escuchemos a Nietzsche: «Heráclito cree asimismo en una destrucción periódica del Universo y en un resurgir también periódico de un nuevo mundo de entre las cenizas del incendio universal que destruyó el anterior»2. Pero hay quienes sostienen que no hay destrucción periódica, que tal cosa no forma parte de la doctrina de Heráclito. Copleston, por su parte, nos dice: Heráclito «[…] nunca sostuvo tal doctrina [del eterno retorno] […] Por lo demás, parece que fueron los estoicos los primeros en afirmar que Heráclito había sostenido la tesis de una conflagración universal; y aun los mismos estoicos estuvieron divididos a este respecto»3. Desde el estoicismo “imperial”, Marco Aurelio sostiene que «Heráclito, después de haber hecho tantas investigaciones sobre la conflagración del mundo, aquejado de hidropesía y recubierto de estiércol, murió» (Med., III-3).

El niño (αἰών) siempre está jugando. Su juego se despliega en un tablero cuyo nombre es κόσμος. Tal niño juega con fuego, pues al fin y al cabo el tablero está hecho de fuego: «Este mundo, el mismo para todos, no lo hizo ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que ha sido eternamente y es y será un fuego eternamente viviente, que se enciende según medidas y se apaga según medidas»4. Entonces, este mundo, este tablero donde tiene lugar el juego, es eterno del mismo modo que lo es el no. Sin tablero no hay juego. Por lo tanto, el niño no permitirá que no haya juego, esto es, no destruirá el tablero. Pero si se aburre del juego, si se cansa de él, ¿qué hace? Lanza el tablero y las piezas lejos de sí, mas en seguida recompone el tablero y vuelve a jugar. Así, ¿qué provoca la conflagración cíclica del mundo si sostenemos que ella forma parte de la doctrina de Herácito? ¿El aburrimiento o cansancio del niño? ¿Y será capaz el niño de cambiar las reglas del juego cuando vuelva a jugar? Se nos dice: «la Razón (Λόγος) permanece inalterable a través de todas las transformaciones»5. Por tanto, parece que el niño no cambia las reglas en ningún caso. Mas, ¿el niño puede llegar a aburrirse? ¿Por qué uno puede pensar en el aburrimiento del αἰών? ¿Para justificar la conflagración universal? Parece absurda tal teoría6, y más cuando disponemos de un fragmento que nos dice: «Avanzando, el fuego lo juzgará y condenará todo»7. Y debe tenerse en cuenta que la conflagración está limitada según las leyes del Λόγος: «Este mundo […] se enciende según medidas y se apaga según medidas»8.

1«Αἰών es un niño que juega, que mueve sus peones; de un niño (es) el mando” (B52, trad. Marzoa, 2013).

2Nietzsche, 2004.

3Copleston, 1994.

4B30.

5Fraile, 2015.

6Tal vez no se tenga que llamar “teoría” a esta suposición, sino simplemente metáfora acaso no del todo acertada: «El niño se cansa de su juguete y lo arroja de su lado o de inmediato lo toma de nuevo y vuelve a jugar con él, según su libre capricho» (Nietzsche, 2004).

7B66.

8B30.

Un poeta que fue legislador

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constitución atenas Constitución de Atenas (Biblioteca Británica)

Aquel Solón sin ser demócrata sentó las bases de una democracia. Aquel poeta no dejó contento a nadie, pero legisló para bien de muchos. Dejar satisfecho a todo el mundo: qué absurda aspiración. Ese poeta se hizo legislador: dejó por un rato la ley que rige el verso y se dedicó a la ley que rige a los hombres. Pudo ser tirano pero optó por la justicia en cuanto a equilibrio entre privilegiados y desfavorecidos. A partir de aquel día, en el año 594 a.C., importantes cambios se iban a suceder en Atenas gracias a un poeta elegido como arconte. Decía Heráclito algo como que οἱ πολλοὶ κακοί, ὀλίγοι δὲ ἀγαθοί1. Solón debió ser uno de esos ἀγαθοί, pues ¿quiénes son capaces de tomar en sus manos el rayo del λόγος y dejar constancia escrita de una justicia que quiere medida…

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