En las primeras páginas de este trabajo se dice:
La Verdad que le revela la diosa [a Parménides] está más allá de la cotidiana experiencia humana. Los hombres mortales interactúan con un mundo de pareceres, siendo estos pareceres el modo en cómo la Verdad se muestra a los referidos mortales. Pero este modo de mostrarse la Verdad es un modo imperfecto, parcial, insuficiente y, en justa consecuencia, los hombres mortales sólo se percatan de una minúscula verdad y no de la Verdad que la diosa revela al héroe del poema. Sí, los pareceres forman parte de la Verdad, pero la Verdad es mucho más que esos pareceres. Por tanto, el héroe va más allá de la experiencia humana (mortal) para situarse en un ámbito sobrehumano, el único ámbito en el que la Verdad se muestra entera, bien redonda, sin temblor.
El ámbito sobrehumano es el divino. ¿Y qué decir de…
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