Se piensa lo que existe (Parménides)

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Antes de empezar a interpretar B3, tengamos en cuenta una advertencia de Bernabé: «El fragmento B3 es de traducción muy difícil.»1 Por tanto, si ya desde el principio sabemos que Parménides es oscuro –yo diría que Heráclito no se merece tal calificativo, pero sí, desde luego, el de Elea2–, aquí, en este paso nos sumergimos en una parmenídea noche cerrada. Veamos que nos dice B3:

pues lo mismo es pensar y existir.

… τὸ γὰρ αὐτὸ νοεῖν ἐστίν τε καὶ εἶναι.

En mi traducción sigo empeñado en “convertir” εἶναι en existir, para hacer hincapié en el realismo de Parménides. Ahora bien, ¿esta identificación entre el pensar y el existir qué significa? Fraile lo explica muy bien –el dominico utiliza la palabra ser para traducir este fragmento, pero obsérvese que el propio pensador español señala que tal ser hace referencia a lo que existe–…

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La realidad del Ser (Parménides)

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Anteriormente he dicho que para traducir el verbo en infinitivo εἶναι hago uso de nuestro verbo en castellano de origen latino existir. De esta manera, quedan los dos caminos expresados en B2 como sigue:

el uno: ‘que es y que no puede no existir’,

[…]

el otro: ‘que no es y que tiene que no existir

ἡ μὲν ὅπως ἔστιν τε καὶ ὡς οὐκ ἔστι μὴ εἶναι,

[…]

ἡ δ᾿ ὡς οὐκ ἔστιν τε καὶ ὡς χρεών ἐστι μὴ εἶναι

Pero realizar esta traducción no está exenta de problemas (y discusiones). Veamos lo que nos dice Morey:

[…] es de difícil interpretación –en especial, si el análisis se guía por la pretensión de restituir el sentido originario querido por Parménides. Al decir “el ser es”, ¿estaba afirmando “el ser existe” –“sólo lo que existe, es”; “sólo lo que es, existe.”? ¿O bien estaba estableciendo una…

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El corazón del poema (Parménides)

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En el fragmento B2 tenemos el corazón del poema, un corazón gélido y lógico de la cuestión metafísica parmenídea. Hay dos caminos para buscar la verdad, y sólo uno de ellos es válido. Recordemos lo que dice la diosa innominada al héroe:

¡Vamos!, yo te diré

(y tú, habiendo escuchado mi relato, presérvalo)

cuáles son los únicos caminos de búsqueda a pensar:

el uno: ‘que es y que no es no existe’,

es el camino de la persuasión (pues sigue a la Verdad);

el otro: ‘que no es y que es preciso no exista’,

éste te hago saber que es un sendero totalmente inescrutable,

pues no podrás conocer el no-Ser (ya que no es alcanzable),

ni podrás explicarlo.

La revelación de la diosa parece, en un primer momento, una perogrullada, pero ya se sabe que con Parménides las apariencias (los pareceres) forman parte de la verdad, pero no son la…

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Una diosa innominada (Parménides)

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Nos hemos referido varias veces a la diosa que recibe benévola al héroe –al poeta– como la diosa sin nombre. Pero, ¿qué diosa es esta? Prestemos atención a lo que nos dice Bernabé:

[…] ¿qué diosa es esta? Los investigadores se han esforzado en darle un nombre y han discutido cuál es, olvidando algo que, pese a ser una perogrullada, no carece de validez: si Parménides hubiera querido que la diosa fuera una diosa con nombre, se lo habría dado. La diosa del poema es, pues, deliberadamente innominada; Parménides no quiere revelar –o desconoce– la fuente de la verdad que le ha sido comunicada.1

En B1 tenemos el paso en que la diosa recibe al héroe:

Y la Diosame recibió benévola,
cogió con su mano mi mano derecha,
y así dijo su palabra y me habló

Kαί με Θεὰ πρόφρων ὑπεδέξατο,
χεῖρα δὲ χειρί δεξιτερὴν ἕλεν,

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La iluminación se pone en cuestión (Parménides)

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Crítica de la iluminación supuesta en «Una iluminación»

En cuanto a la iluminación que hasta ahora se ha supuesto, hay un pequeño problema. En el poema se dice que el camino que conduce a la morada de la diosa porta al hombre que sabe (φέρει εἰδότα φῶτα):

Las yeguas que me llevan me han enviado tan lejos como el ánimo es capaz, pues, conduciéndome, marcharon al camino rico en decires de la divinidad, el cual, pasando por todas las ciudades, porta al hombre que sabe1.

Kirk y Raven señalan que este detalle recién apuntado desmonta, si se me permite expresarlo de esta manera, toda interpretación del poema de Parménides sustentada en una iluminación del héroe:

Sexto, a quien siguen muchos estudiosos modernos, interpretó el viaje como una alegoría de iluminación, como un tránsito de la ignorancia de la Noche al conocimiento de la Luz. Pero Parménides…

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Un κόσμος “conflictivo” (Heráclito)

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B30

Κόσμον τόνδε, τὸν αὐτὸν ἁπάντων, οὔτε τις θεῶν οὔτε ἀνθρώπων ἐποίησεν, ἀλλ ̓ ἦν ἀεὶ καὶ ἔστιν καὶ ἔσται πῦρ ἀείζωον ἁπτόμενον μέτρα καὶ ἀποσβεννύμενον μέτρα.

«Este mundo, el mismo para todo, no lo hizo ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que fue eternamente, es y será un fuego eternamente viviente, que se enciende según medidas y se apaga según medidas”.

Interpretación

El mundo es fuego1, un fuego siempre vivo (πῦρ ἀείζωον). El pasado (“fue”: ἦν), el presente (“es”: ἔστιν) y el futuro (“será”: ἔσται) del mundo están hechos de un fuego cuyas medidas vienen impuestas por el λόγος. El mundo no necesita dioses ni hombres para existir. Aristóteles nos dice: los pensadores iniciales griegos suponen la necesidad de una naturaleza única o múltiple, «la cual subsistiendo siempre, produzca todas las demás cosas»2. Y así, con Heráclito podemos ver que esa naturaleza…

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El ámbito sobrehumano de la Verdad (Parménides)

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La diosa sin nombre que recibe benévola al héroe exige a éste, desde el minuto cero, algo realmente sobrehumano: “Es necesario que te enteres de todo”, le exhorta la deidad. Aquí empieza, por decir así, la revelación1, la cual brota de lo sobrehumano con intención de asimilarse en lo humano. ¿Acaso esto es posible? ¡Sólo una iluminación puede conectar el ámbito sobrehumano con el humano! Somos testigos, en efecto, de la iluminación del poeta, la de Parménides, una iluminación que le abre los ojos para ver algo más que una luz pura y divina, a saber: la redonda Verdad que de algún modo abarca todos los temblorosos pareceres de los hombres mortales (βροτῶν δόξαι). ¿Pero por qué digo que la diosa exige al héroe –al poeta Parménides– algo sobrehumano que éste alcanzará gracias a la iluminación? La Verdad que le revela la diosa está más allá…

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Una iluminación

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En los primeros versos del poema de Parménides podemos observar cómo el poeta describe, por decir así, una iluminación con la que el héroe (un conocedor o un iniciado) recibe una revelación de una diosa sin nombre. El poema empieza con el héroe ascendiendo por un camino rico en decires (πολύφημος) –un camino que sólo puede ser transitado por el hombre que sabe, esto es, el que ha visto (εἰδώς)– gracias a un carro tirado por unas yeguas que son conducidas por las hijas del Sol (Ἡλιάδες κοῦραι). Estas muchas son las que muestran a aquél el camino que lleva a la morada de la diosa. Y lo muestran dejando atrás la oscuridad, dirigiéndose, pues, hacia la luz (εἰς φάος). Obsérvese que una iluminación sin luz no es, desde luego, una iluminación digna de ser llamada así.

Las hijas del Sol son, por tanto, guías del héroe –tal vez…

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