Signos del lenguaje

66. B48

Τῷ οὖν τόξῳ ὄνομα βίος, ἔργον δὲ θάνατος.

«Por tanto, el nombre del arco es vida, y el hecho es muerte”.

Interpretación

El fragmento muestra la problemática relación existente entre el lenguaje humano y la realidad. Si la realidad es una permanente lucha de contrarios, los nombres deberían apuntar rectamente a tal lucha1. Pero vista la manera en que Heráclito describe en sus fragmentos la realidad como lucha de contrarios utilizando pares de opuestos (v.g. “El dios es día y benévola noche, invierno y verano, guerra y paz, saciedad y hambre […]” B67), esto ya es indicativo de que el nombre no alcanza la necesaria precisión para reflejar la verdad de las cosas. Por ello, podemos estar bastante de acuerdo con Mondolfo cuando nos dice: «El verdadero significado de la teoría heraclítea del lenguaje es el que hemos visto expuesto por Platón en Theaet. 152d: que no puede darse correctamente un nombre (único) a una cosa o a una cualidad porque nada es uno solo, sino que siempre es su contrario»2. Con todo, en este fragmento surge una cuestión que no se ha tenido en cuenta en lo dicho anteriormente: una arbitrariedad o convención sobre la que se fundan los signos del lenguaje. Heráclito nos está diciendo algo como: «¿Veis cómo el nombre del arco suena a vida y hace muerte?»3. Y es que en griego arco (τόξον) tiene como sinónimo la palabra βιός (arco), distinguiéndose ésta de βίος (vida) sólo por el acento. Si se me permite bromear un poco, pensemos en aquel antiguo mundo sumerio en el que…

[…] usaron el símbolo gráfico de la palabra “flecha”, que se pronunciaba ‘ti’, para indicar “vida”, que se pronunciaba del mismo modo.4

Si en ese mundo antiguo sumerio, muy anterior al mundo griego de Heráclito, hubiese vivido una suerte de pensador inicial sumerio, éste tal vez hubiera podido jugar con los símbolos y la pronunciación para acabar diciendo:

¿Veis cómo el símbolo flecha suena a vida y hace muerte?

Pero volvamos al mundo griego de Heráclito y reflexionemos con él: ahí donde parece evidente que la realidad va más allá del nombre utilizado por el hombre para designarla, y aun haciendo el esfuerzo de describir la realidad con pares de opuestos, tal como hace todo el rato Heráclito, la verdad siempre queda lejos del lenguaje y, por tanto, del hombre5.

1«La esencia de la realidad es el pólemos, la relación de unidad-lucha entre los opuestos, en que consiste el mismo flujo universal: la verdad de los nombres consiste en reflejar esa esencia» (Mondolfo, 1966).

2Mondolfo, 1966.

3Agustín García Calvo añade: «[…] se da, cuando se vuelve el lenguaje sobre sí mismo, una nota de ironía, que falta cuando habla de las cosas […]» (Calvo, 2017.)

4Gonzalez, 2022.

5Cf. 96. B78 y la interpretación de 36. B67.

La peculiaridad de la sabiduría de Heráclito

Imagen de la página web del grupo de observadores astronómicos de Tenerife

45. B51

Οὐ ξυνιᾶσιν ὅκως διαφερόμενον ἑωυτῷ ὁμολογέει· παλίντροπος ἁρμονίη ὅκωσπερ τόξου καὶ λύρης.

«No comprenden cómo difiriendo coincide consigo mismo: acople de tensiones, tal como de un arco y de una lira» .

Interpretación

Lo que se dice en este paso está directamente relacionado con 46. B8, allí donde se dice:

Τὸ ἀντίξουν συμφέρον καὶ ἐκ τῶν διαφερόντων καλλίστην ἁρμονίαν. (καὶ πάντα κατ’ ἔριν γίνεσθαι).

Lo opuesto conviene y de lo diferente la armonía más hermosa. (Y todas las cosas tienen lugar según la discordia).

No entienden los hombres –los más– algo que es imprescindible para sus propias vidas, aquello que se inmiscuye en su quehacer cotidiano, a saber, cosas tales como el uso del arco en la caza y en la guerra o la lira para acompañar con sus notas los versos recitados por aedos y rapsodas. Lo contrario es necesario, la tensión resulta imprescindible para que el arco impulse una flecha cuyo fin lo determina quien dispara y para que las notas de la lira lleguen al alma de quienes escuchan. Pero vayamos más allá de lo físicamente cotidiano y pensemos metafísicamente en el todo. ¿Cómo explicar, si es que se puede, la necesidad de estas fuerzas contrapuestas que se dan, todas ellas, en el uno? ¿Cómo es posible, en definitiva, que la armonía prospere en un universo de contrarios? Además, ¿acaso este universo, o si se prefiere, este κόσμος no es el mismo para todo? No es este uno un fuego eternamente viviente que se enciende y se apaga siguiendo las directrices de lo divino, del λόγος (cf. 20. B30)? Pero a estas cuestiones, tenemos que añadir una cuestión más, una de magnitud cósmica que la tradición y la actualidad manifiestan como un mantra para caracterizar o estereotipar el pensamiento de Heráclito. Me refiero al πάντα ῥεῖ que discurre con sus silenciosas letras en el fragmento 41. B91a:

Ποταμῶι γὰρ οὐκ ἔστιν ἐμβῆναι δὶς τῷ αὐτῷ.

«Pues no es posible entrar dos veces en el mismo río».

Sintetizando, diremos que las cuestiones aquí expuestas se funden en la unidad de contrarios de un uno para el que el πάντα ῥεῖ le resulta inherente o inmanente. Se da, pues, una evidente –pero no inmediata– conexión entre el acople de tensiones y el devenir que resulta probablemente lo fundamental en Heráclito:

Ahora bien: la conexión entre estos diferentes momentos esenciales de la metafísica de Heráclito (principalmente: 1.° la concepción de la unidad de los contrarios. 2.° la concepción del devenir absoluto) no es inmediata porque estos momentos pueden desarrollarse con relativa independencia. Y acaso la peculiaridad de la sabiduría de Heráclito pueda encontrarse precisamente en la conexión de estos momentos.1

1Bueno, 1974, p. 194.

Aspirantes a sabiduría (revisión nº 1)

La interpretación de los fragmentos de Heráclito es siempre una tarea que nunca queda concluida. Aquí no es posible cerrar puertas, pues cerrarlas implica caer en un dogmatismo interpretativo del que debería provocar, como mínimo, alergia al que dedica su tiempo a una filosofía honesta. Pero no divaguemos y revisemos la interpretación anterior de B35 que se dejó publicada en «Aspirantes a sabiduría». Es decir, volvamos a B35 y ampliemos nuestra mirada sobre estas palabras de Heráclito.

49. B35

Χρὴ γὰρ εὖ μάλα πολλῶν ἵστορας φιλοσόφους ἄνδρας εἶναι.

«Pues bien han de ser de muy muchas cosas investigadores los hombres aspirantes a sabiduría”1.

Interpretación

Obsérvese que tenemos aquí una palabra en acusativo: φιλοσόφους (aspirantes a sabiduría, o sea, filósofos). Según Diels, el origen del vocablo φιλοσοφία es probablemente jónico, siendo este fragmento el documento más antiguo en el que aparece2. Sin embargo «[…] tal nombre parecería haber sido acuñado, hacia el 530 a.C., en el seno del primer pitagorismo […]»3. Escuchemos ahora a Calvo:

En cuanto a la palabra philosóphous que aparece en la cita (como Adj., de ándras), despertó suspicacia […] como siendo impropia para el tiempo y lengua de Heraclito; cierto que, de recibirla, sería aquí su más antigua aparición; pero de época cercana (y en dialecto jónico) encontramos el verbo correspondiente, philosophéōn , en Heródoto I 30 (“aspirando a sabiduría, mucha tierra con fines de observación llevas recorrida”), el nombre, es philosophíēn en las obras hipocráticas (De prisca med. I 620), y philósophos como Adj. en otra de ellas (De dec. orn. 5=IX 232: “pues un médico amante de sabiduría, igual a un dios”), de manera que no es tan extraño que en el libro de Heraclito se empleara.4

Pues bien, tal como nos explica Guthrie, en el presente fragmento se nos muestra un ejemplo de la ironía que practica Heráclito. Véase que el de Éfeso critica la plurisciencia de Pitágoras en 17. B129, precisamente la de él, la figura más luminosa, claro está, de ese pitagorismo en cuyo seno, probablemente, se gestó el término φιλοσοφία. Pensemos, para comprender mejor lo que nos quiere decir el efesio con su tono irónico, pensemos, digo, que estos aspirantes a sabiduría investigan muchas cosas en vez de una verdad llamada λόγος. ¿Qué es un filósofo, en definitiva, para Heráclito? Un seguidor de Pitágoras y, en justa consecuencia, un fraude hecho de falsa sabiduría, de hueca erudición. Pero esta ironía que supuestamente palpita en este fragmento no la aceptaría Mondolfo, pues el filósofo italiano-argentino subraya que Heráclito está haciendo aquí una apología de la necesidad de investigar muchas cosas para poder ser un aspirante (o amante) de la filosofía en el sentido positivo de la palabra:

Heráclito, aun despreciando en Hesíodo, Pitágoras, Jenófanes y Hecateo una erudición que le parece quedarse en pura acumulación de noticias, incapaz de transformarse en sabiduría por el ejercicio de la inteligencia crítica (νόυς), mantiene por su cuenta la fe en la exigencia expresada por él mismo en B 35 (los amantes de la sabiduría deben ser investigadores de muchas cosas).5

Heidegger, por su parte, tampoco hace ninguna referencia a una suerte de ironía en este paso, sino todo lo contrario, o sea, vincula la multitud de cosas a investigar de las que se debe ocupar el amante de la sabiduría a un propósito ya antes referido: el λόγος. Y es que éste, el λόγος, hace decir al sabio –y tal vez también al aspirante a sabiduría– ἓν πάντα εἶναι (cf. 1. B50). Seguidamente prestemos atención a Heidegger:

El fragmento 35 de Heráclito habla de los φιλόσοφοι ἄνδρες, de los hombres que viven de la φιλία por τὸ σοφόν. Σοφόν,σαφές significa originariamente lo claro, lo manifiesto, lo luminoso,τὸ σοφόν μοῦνον: lo sola y únicamente luminoso en sentido riguroso es ἓν, lo uno.6

1Calvo, 2017. También podemos traducir el fragmento del siguiente modo: «Es preciso que los amantes de la sabiduría (φιλοσόφους ἄνδρας) conozcan muchas cosas» (Fraile, 2015).

2«Aunque esa expresión aparece atribuida a Heráclito por Clemente de Alejandría, y pudiera reflejar un concepto posterior» (Fraile, loc.cit.).

3Oñate, 2004. «Cicerón y Diógenes recogen de Heráclides de Ponto la tradición que atribuye a Pitágoras la invención de la palabra Filosofía. Según Aecio, era corriente entre los pitagóricos» (Fraile, loc.cit.)

4Calvo, op. cit., p. 79.

5Mondolfo, 1966, p. 356.

6Heidegger, 2014, p. 150.

Aspirantes a sabiduría

Grupo de pitagóricos celebrando la salida del sol. Himno al sol naciente, Fyodor Bronnikov (1827-1902; óleo). (Wikipedia)

49. B35

Χρὴ γὰρ εὖ μάλα πολλῶν ἵστορας φιλοσόφους ἄνδρας εἶναι.

«Pues bien han de ser de muy muchas cosas investigadores los hombres aspirantes a sabiduría”1.

Interpretación

Obsérvese que tenemos aquí una palabra en acusativo: φιλοσόφους (aspirantes a sabiduría, o sea, filósofos). Según Diels, el origen del vocablo φιλοσοφία es probablemente jónico, siendo este fragmento el documento más antiguo en el que aparece2. Sin embargo «[…] tal nombre parecería haber sido acuñado, hacia el 530 a.C., en el seno del primer pitagorismo […]»3. Pues bien, tal como nos explica Guthrie, en el presente fragmento se nos muestra un ejemplo de la ironía que practica Heráclito. Véase que el de Éfeso critica la plurisciencia de Pitágoras en 17. B129, precisamente la de él, la figura más luminosa, claro está, de ese pitagorismo en cuyo seno, probablemente, se gestó el término φιλοσοφία. Pensemos, para comprender mejor lo que nos quiere decir el efesio con su tono irónico, pensemos, digo, que estos aspirantes a sabiduría investigan muchas cosas en vez de una verdad llamada λόγος. ¿Qué es un filósofo, en definitiva, para Heráclito? Un seguidor de Pitágoras y, en justa consecuencia, un fraude hecho de falsa sabiduría, de hueca erudición.

1Calvo, 2017. También podemos traducir el fragmento del siguiente modo: «Es preciso que los amantes de la sabiduría (φιλοσόφους ἄνδρας) conozcan muchas cosas» (Fraile, 2015).

2«Aunque esa expresión aparece atribuida a Heráclito por Clemente de Alejandría, y pudiera reflejar un concepto posterior» (Fraile, loc.cit.).

3Oñate, 2004. «Cicerón y Diógenes recogen de Heráclides de Ponto la tradición que atribuye a Pitágoras la invención de la palabra Filosofía. Según Aecio, era corriente entre los pitagóricos» (Fraile, loc.cit.)

El lógos se manifiesta

B93

Ὀ ἄναξ, οὗ τὸ μαντεῖόν ἐστι τὸ ἐν Δελφοῖς, οὔτε λέγει οὔτε κρύπτει, ἀλλὰ σημαίνει.

«El señor, cuyo oráculo está en Delfos, ni dice ni oculta, sino que da señas”.

Interpretación

Se trata de interpretar. ¿Pero el qué? Las señas que devienen en la φύσις. ¿Señas? Manifestaciones provenientes del λόγος1, o sea, de esa razón verdadera que todo lo rige. Así pues, el de Éfeso hace una analogía entre el señor (ἄναξ), esto es, Apolo2 –cuyo oráculo de Delfos3– y el λόγος: ambos dan señas que los hombres tratan de interpretar.

En cuanto a la relación del oráculo con los inicios de la filosofía griega, escuchemos a Meca:

La sabiduría, para los griegos antiguos, no es de naturaleza discursiva, y sólo a partir de la palabra del oráculo empieza a haber un acceso a la verdad que no es el silencio que pronto derivará en filosofía: recordemos que el propio Sócrates tenía a menudo presentes las palabras oraculares.

(Meca, 2019)

Obsérvese que el señor (ἄναξ) es sabio y no dice nada (οὔτε λέγει), esto es, sus señas son, por decir así, gestos silenciosos. Y es que sabiduría y silencio eran rasgos que de ordinario los griegos adjudicaban, tal como apunta el mismo Meca, a la figura del sabio, adjudicación que entronca con las tradiciones orientales.

1Famoso fragmento el B93 en el que el oráculo de Delfos se toma «[…] a modo de comparación con la manera en que lógos se manifiesta» (Calvo, 2017).

2Heráclito alaba el «[…] método adoptado por Apolo en sus pronunciamientos deíficos, porque un simple signo puede concordar mejor que una declaración engañosa explícita con la verdadera naturaleza de la verdad subyacente, la del Logos» (Kirk-Raven, 2014). «Apolo simboliza esa visión penetrante; y por eso su culto es una celebración de la sabiduría»» (Giorgio Colli. Apud Oñate, 2004).

3«[…] la característica del estilo de Heráclito, que él mismo parangonaba (B 93) con el modelo del oráculo deifico, que no dice ni oculta, sino alude; y a ello se agrega el estado mutilado en que nos han llegado los fragmentos» (Mondolfo, 1966).

Opiniones de los mortales

Los juegos infantiles en la antigua Roma | LA HISTORIA RIMA

79 (nota). B70

Παίδων ἀθύρματα τὰ ἀνθρώπινα δοξάσματα.

«Juguetes de niños las opiniones de los mortales».

Interpretación

Tan en serio se toman los hombres sus opiniones como los niños sus juguetes. Para lo sabio –el dios, el λόγος– el hombre es aquel niño que cree verdadero lo que representa su juguete –por eso se lo toma tan en serio–. Mas las opiniones de los hombres están lejos de la verdad y, por tanto, del λόγος1. Tal distancia, además, tiene consecuencias para los hombres, y así lo podemos comprobar cuando leemos: «Pues el que más entiende defiende opiniones. Sin embargo la justicia condenará a los autores y testimonios de falsedades». (Cf. 118. B28).

Observamos en este fragmento, por tanto, una relación entre lo sabio –el dios, λόγος– y el hombre comparable a la existente entre el hombre y el niño pequeño expuesta en 97. B79.

1«La comparación de las creencias con juguetes de niños implica no precisamente que la relación de los hombres con sus creencias sea como la de los niños con sus juguetes, sino que, así como, tomándose los niños en serio sus juegos, los mayores los consideran meros juegos, así también la seriedad con que se toman los hombres sus creencias la denuncia la razón [λόγος] al revelar esas ideas también como meros juegos, con la connotación precisa de ‘diversión’ y ‘entretenimiento’, que desvía y oculta de la conciencia la razón verdadera de las cosas» (Calvo, 2017).

Relatos ganadores del concurso «Fuego Inteligente 2021»

PUESTO QUE A LA NATURALEZA LE GUSTA OCULTARSE

Un relato de Abeiy–

Puesto que a la Naturaleza le gusta ocultarse, Heráclito (como el dios cuyo oráculo está en Delfos) no manifiesta ni oculta su pensamiento, sino que lo indica, y de ahí, en parte, la dificultad de su filosofía. Su porque no hay más que una sabiduría: la del Logos que todo lo gobierna a través de todo. De hecho, no se debe escuchar a Heráclito, sino al Logos mismo, que es común a todos, porque todos, por tener alma, pertenecemos al Logos.

Esta pertenencia nos permite pensar sabiamente, examinándonos; es decir, no viviendo como si tuviéramos una inteligencia particular —como lo haría un dormilón en la realidad privada de su sueño—, sino atendiendo a lo común del Logos: «para los que están despiertos, hay un solo y mismo mundo».

Si se obedece, pues, a la voluntad del Logos, se escuchará la armonía invisible según la cual, a pesar de sus transformaciones, todas las cosas son Uno, porque, aunque las aguas del río sean distintas, el cauce es siempre el mismo, si se juzga desde el Logos eterno que todo lo comprende. Desde su visión eterna, los contrarios se reconcilian: «en un círculo se confunden principio y fin». Esta armonía invisible, sin embargo, está gobernada por la guerra, la diferencia, ya que la diferencia es el Logos: «si todas las cosas se convirtiesen en humo, se las distinguiría por el olfato».

Actuar de acuerdo al Logos, en fin, es ser sabio, o bien: obrar según la Naturaleza y escuchando su voz.

La filosofía de Heráclito se caracteriza por no ser

ESE FUEGO

Un relato de renacuajitos–

San Martín de las Escobas, Santa Fe, Argentina

2.463 años después de la 69° Olimpiada:

Amanece. Se acerca el fin de la injusticia que la noche ha cometido con el día y todo parece reparación de las ofensas.

El alba amenaza y va venciendo con éxito al vientre oscuro. De a poco se corre, huye, vencida, la gran manta de sombra.

Todo es demanda: acusación, defensa, juicio y, por fin, venganza. Nada es engendrado, todo deviene, todo es movimiento.

El rayo lo gobierna todo y con su luz delimita el contorno de todas las cosas y todas las cosas se enredan y tejen un orden. Y, así se puede ver el Uno (y lo podrían ver todos si no durmieran).

Si la noche traicionó al día, la quietud al viento, el sueño a la vigilia, la opacidad monocroma al brillo iridescente del ala córnea del escarabajo, el desgarro a la tela de araña, el rocío a la sequedad, el silencio al roce de la pezuña contra la alfalfa fresca, el callar a la voz, el cuerpo tendido al enhiesto, si todo eso y más ahora todo lucha por reivindicarse y persistir. Hay lucha y hay fuego. Todo bulle.

Estoy sentado en mi cama de barrotes, con los ojos sorprendidos y muy abiertos mirando el resplandor.

San Martín de las Escobas, Santa Fe, Argentina

2.524 años después de la 69° Olimpiada:

Sigo viendo el rayo

Concurso Fuego Inteligente 2021

¿Conoces el pensamiento de Heráclito? ¿Eres capaz de resumirlo en unas 250 palabras? Entonces participa en el “Concurso Fuego Inteligente 2021”. De los textos recibidos se escogerán 3 ganadores que recibirán como premio el ebook «Desde Éfeso: Heráclito». Los textos ganadores serán publicados en el blog “El fuego de Heráclito”.

Desde Éfeso: Heráclito de [Francisco Javier Font Moa]

Bases

1. El texto no puede superar las 250 palabras y estará redactado en un documento Word.

2. El documento Word lo tienes que enviar a la dirección heraclitofuego@gmail.com indicando en el asunto “Concurso Fuego Inteligente 2021”. Los datos que tienes que aportar en el cuerpo del e-mail son: nombre, seudónimo y país.

3. La fecha límite para entregar tu texto es el 30 de abril de 2021.

4. El fallo se hará público en el blog “El fuego de Heráclito” a lo largo del mes de mayo del presente año. En caso de que seas uno de los 2 premiados se te enviará un e-mail con los libros electrónicos «Desde Éfeso: Heráclito» y «De Tales a Aristóteles: lo esencial».

5. Los textos premiados serán publicados en el blog “El fuego de Heráclito”. Se publicará cada texto firmado con el seudónimo del autor (y en caso de que no se disponga de un seudónimo, entonces con el nombre del autor).

6. La presentación de un trabajo al “Concurso Fuego Inteligente 2021” presupone la aceptación total de las presentes bases.

Fragmento B34

Ἀξύνετοι ἀκούσαντες κωφοῖσιν ἐοίκασι ̇φάτις αὐτοῖσιν μαρτυρεῖ “παρεόντας ἀπεῖναι”.

«Incapaces de entender habiendo escuchado, ignorantes parecen: Para ellos el refrán atestigua que ‘estando presentes, están ausentes’”.

Heráclito dice en B113 que es común (ξυνόν) a todos pensar, pero aquí falla algo: la mayoría (οἱ πολλοὶ) son incapaces de entender (Ἀξύνετοι) incluso después de haber escuchado las razones que están en concordancia con el λόγος. De esta manera, la mayoría se deslinda del pensamiento que está en acuerdo con el λόγος. Por tanto, los que no comprenden viven en mundos propios que son ajenos a la realidad, a la verdad de las cosas. Los referidos hombres están sumergidos en sueños porque están dormidos, y los que duermen están ausentes a pesar de estar presentes. En B112 nos dice el de Éfeso que ser sabio (σωφρονεῖν) es la mayor virtud, pero tal virtud lo es si se dice y se obra según la naturaleza de las cosas (κατὰ φύσιν ἐπαίοντας), o lo que es lo mismo, según el λόγος. En fin, digamos que todos los hombres piensan, sí, pero pocos piensan de acuerdo con el λόγος, o lo que es lo mismo: pocos son los sabios.