Μάχεσθαι χρὴ τὸν δῆμον ὑπὲρ τοῦ νόμου ὅκωσπερ τείχεος”.
«Preciso es que el pueblo luche en defensa de la ley como por sus muros [los muros de la ciudad]”.
Este fragmento lo tenemos que conectar con B114, allí donde se dice que la ley (νόμος) de la πόλις es una derivada de la ley divina (λόγος). ¿Cómo se defiende el νόμος? Obedeciéndolo. Si no obedeces el νόμος tampoco obedeces el λόγος. Y tal desobediencia destruye la πόλις.
El νόμος (ley de la ciudad) se alimenta del λόγος (lo común). Y el νόμος merece ser defendido con la lucha si es preciso, pues sin νόμος una ciudad no es una πόλις. Entonces, ¿qué decir del λόγος? ¿No será todavía más perentorio luchar por el λόγος si el νόμος depende de aquél? Y una pregunta más, ¿cómo se lucha por el λόγος? El alma tiene λόγος si uno lucha por ello, esto es, si se investiga, si se busca, si se analizan las cosas según la naturaleza de las cosas, si se escucha lo sabio. Tal lucha es la mas urgente, la más apremiante. ¿Cómo será una ciudad en la que los hombres no luchen por tener λόγος en sus almas? Será una ciudad que dará no sólo la espalda al λόγος, sino también al νόμος. Una ciudad así será una ciudad en manos de almas bárbaras, y entonces podrá ocurrir algo similar a lo que ocurrió en Éfeso y que Heráclito denunció con duras palabras: «Bien merecido les estaría a los efesios en edad adulta ahorcarse y abandonar a los niños la ciudad […]»1. ¿Pero por qué abandonarla a los niños? Porque ellos todavía tienen la oportunidad de luchar por el λόγος, esto es, la oportunidad de que el λόγος se acreciente en sus almas.
1B121.






