Aspirantes a sabiduría (revisión nº 1)

La interpretación de los fragmentos de Heráclito es siempre una tarea que nunca queda concluida. Aquí no es posible cerrar puertas, pues cerrarlas implica caer en un dogmatismo interpretativo del que debería provocar, como mínimo, alergia al que dedica su tiempo a una filosofía honesta. Pero no divaguemos y revisemos la interpretación anterior de B35 que se dejó publicada en «Aspirantes a sabiduría». Es decir, volvamos a B35 y ampliemos nuestra mirada sobre estas palabras de Heráclito.

49. B35

Χρὴ γὰρ εὖ μάλα πολλῶν ἵστορας φιλοσόφους ἄνδρας εἶναι.

«Pues bien han de ser de muy muchas cosas investigadores los hombres aspirantes a sabiduría”1.

Interpretación

Obsérvese que tenemos aquí una palabra en acusativo: φιλοσόφους (aspirantes a sabiduría, o sea, filósofos). Según Diels, el origen del vocablo φιλοσοφία es probablemente jónico, siendo este fragmento el documento más antiguo en el que aparece2. Sin embargo «[…] tal nombre parecería haber sido acuñado, hacia el 530 a.C., en el seno del primer pitagorismo […]»3. Escuchemos ahora a Calvo:

En cuanto a la palabra philosóphous que aparece en la cita (como Adj., de ándras), despertó suspicacia […] como siendo impropia para el tiempo y lengua de Heraclito; cierto que, de recibirla, sería aquí su más antigua aparición; pero de época cercana (y en dialecto jónico) encontramos el verbo correspondiente, philosophéōn , en Heródoto I 30 (“aspirando a sabiduría, mucha tierra con fines de observación llevas recorrida”), el nombre, es philosophíēn en las obras hipocráticas (De prisca med. I 620), y philósophos como Adj. en otra de ellas (De dec. orn. 5=IX 232: “pues un médico amante de sabiduría, igual a un dios”), de manera que no es tan extraño que en el libro de Heraclito se empleara.4

Pues bien, tal como nos explica Guthrie, en el presente fragmento se nos muestra un ejemplo de la ironía que practica Heráclito. Véase que el de Éfeso critica la plurisciencia de Pitágoras en 17. B129, precisamente la de él, la figura más luminosa, claro está, de ese pitagorismo en cuyo seno, probablemente, se gestó el término φιλοσοφία. Pensemos, para comprender mejor lo que nos quiere decir el efesio con su tono irónico, pensemos, digo, que estos aspirantes a sabiduría investigan muchas cosas en vez de una verdad llamada λόγος. ¿Qué es un filósofo, en definitiva, para Heráclito? Un seguidor de Pitágoras y, en justa consecuencia, un fraude hecho de falsa sabiduría, de hueca erudición. Pero esta ironía que supuestamente palpita en este fragmento no la aceptaría Mondolfo, pues el filósofo italiano-argentino subraya que Heráclito está haciendo aquí una apología de la necesidad de investigar muchas cosas para poder ser un aspirante (o amante) de la filosofía en el sentido positivo de la palabra:

Heráclito, aun despreciando en Hesíodo, Pitágoras, Jenófanes y Hecateo una erudición que le parece quedarse en pura acumulación de noticias, incapaz de transformarse en sabiduría por el ejercicio de la inteligencia crítica (νόυς), mantiene por su cuenta la fe en la exigencia expresada por él mismo en B 35 (los amantes de la sabiduría deben ser investigadores de muchas cosas).5

Heidegger, por su parte, tampoco hace ninguna referencia a una suerte de ironía en este paso, sino todo lo contrario, o sea, vincula la multitud de cosas a investigar de las que se debe ocupar el amante de la sabiduría a un propósito ya antes referido: el λόγος. Y es que éste, el λόγος, hace decir al sabio –y tal vez también al aspirante a sabiduría– ἓν πάντα εἶναι (cf. 1. B50). Seguidamente prestemos atención a Heidegger:

El fragmento 35 de Heráclito habla de los φιλόσοφοι ἄνδρες, de los hombres que viven de la φιλία por τὸ σοφόν. Σοφόν,σαφές significa originariamente lo claro, lo manifiesto, lo luminoso,τὸ σοφόν μοῦνον: lo sola y únicamente luminoso en sentido riguroso es ἓν, lo uno.6

1Calvo, 2017. También podemos traducir el fragmento del siguiente modo: «Es preciso que los amantes de la sabiduría (φιλοσόφους ἄνδρας) conozcan muchas cosas» (Fraile, 2015).

2«Aunque esa expresión aparece atribuida a Heráclito por Clemente de Alejandría, y pudiera reflejar un concepto posterior» (Fraile, loc.cit.).

3Oñate, 2004. «Cicerón y Diógenes recogen de Heráclides de Ponto la tradición que atribuye a Pitágoras la invención de la palabra Filosofía. Según Aecio, era corriente entre los pitagóricos» (Fraile, loc.cit.)

4Calvo, op. cit., p. 79.

5Mondolfo, 1966, p. 356.

6Heidegger, 2014, p. 150.

Aspirantes a sabiduría

Grupo de pitagóricos celebrando la salida del sol. Himno al sol naciente, Fyodor Bronnikov (1827-1902; óleo). (Wikipedia)

49. B35

Χρὴ γὰρ εὖ μάλα πολλῶν ἵστορας φιλοσόφους ἄνδρας εἶναι.

«Pues bien han de ser de muy muchas cosas investigadores los hombres aspirantes a sabiduría”1.

Interpretación

Obsérvese que tenemos aquí una palabra en acusativo: φιλοσόφους (aspirantes a sabiduría, o sea, filósofos). Según Diels, el origen del vocablo φιλοσοφία es probablemente jónico, siendo este fragmento el documento más antiguo en el que aparece2. Sin embargo «[…] tal nombre parecería haber sido acuñado, hacia el 530 a.C., en el seno del primer pitagorismo […]»3. Pues bien, tal como nos explica Guthrie, en el presente fragmento se nos muestra un ejemplo de la ironía que practica Heráclito. Véase que el de Éfeso critica la plurisciencia de Pitágoras en 17. B129, precisamente la de él, la figura más luminosa, claro está, de ese pitagorismo en cuyo seno, probablemente, se gestó el término φιλοσοφία. Pensemos, para comprender mejor lo que nos quiere decir el efesio con su tono irónico, pensemos, digo, que estos aspirantes a sabiduría investigan muchas cosas en vez de una verdad llamada λόγος. ¿Qué es un filósofo, en definitiva, para Heráclito? Un seguidor de Pitágoras y, en justa consecuencia, un fraude hecho de falsa sabiduría, de hueca erudición.

1Calvo, 2017. También podemos traducir el fragmento del siguiente modo: «Es preciso que los amantes de la sabiduría (φιλοσόφους ἄνδρας) conozcan muchas cosas» (Fraile, 2015).

2«Aunque esa expresión aparece atribuida a Heráclito por Clemente de Alejandría, y pudiera reflejar un concepto posterior» (Fraile, loc.cit.).

3Oñate, 2004. «Cicerón y Diógenes recogen de Heráclides de Ponto la tradición que atribuye a Pitágoras la invención de la palabra Filosofía. Según Aecio, era corriente entre los pitagóricos» (Fraile, loc.cit.)

El lógos se manifiesta

B93

Ὀ ἄναξ, οὗ τὸ μαντεῖόν ἐστι τὸ ἐν Δελφοῖς, οὔτε λέγει οὔτε κρύπτει, ἀλλὰ σημαίνει.

«El señor, cuyo oráculo está en Delfos, ni dice ni oculta, sino que da señas”.

Interpretación

Se trata de interpretar. ¿Pero el qué? Las señas que devienen en la φύσις. ¿Señas? Manifestaciones provenientes del λόγος1, o sea, de esa razón verdadera que todo lo rige. Así pues, el de Éfeso hace una analogía entre el señor (ἄναξ), esto es, Apolo2 –cuyo oráculo de Delfos3– y el λόγος: ambos dan señas que los hombres tratan de interpretar.

En cuanto a la relación del oráculo con los inicios de la filosofía griega, escuchemos a Meca:

La sabiduría, para los griegos antiguos, no es de naturaleza discursiva, y sólo a partir de la palabra del oráculo empieza a haber un acceso a la verdad que no es el silencio que pronto derivará en filosofía: recordemos que el propio Sócrates tenía a menudo presentes las palabras oraculares.

(Meca, 2019)

Obsérvese que el señor (ἄναξ) es sabio y no dice nada (οὔτε λέγει), esto es, sus señas son, por decir así, gestos silenciosos. Y es que sabiduría y silencio eran rasgos que de ordinario los griegos adjudicaban, tal como apunta el mismo Meca, a la figura del sabio, adjudicación que entronca con las tradiciones orientales.

1Famoso fragmento el B93 en el que el oráculo de Delfos se toma «[…] a modo de comparación con la manera en que lógos se manifiesta» (Calvo, 2017).

2Heráclito alaba el «[…] método adoptado por Apolo en sus pronunciamientos deíficos, porque un simple signo puede concordar mejor que una declaración engañosa explícita con la verdadera naturaleza de la verdad subyacente, la del Logos» (Kirk-Raven, 2014). «Apolo simboliza esa visión penetrante; y por eso su culto es una celebración de la sabiduría»» (Giorgio Colli. Apud Oñate, 2004).

3«[…] la característica del estilo de Heráclito, que él mismo parangonaba (B 93) con el modelo del oráculo deifico, que no dice ni oculta, sino alude; y a ello se agrega el estado mutilado en que nos han llegado los fragmentos» (Mondolfo, 1966).

Opiniones de los mortales

Los juegos infantiles en la antigua Roma | LA HISTORIA RIMA

79 (nota). B70

Παίδων ἀθύρματα τὰ ἀνθρώπινα δοξάσματα.

«Juguetes de niños las opiniones de los mortales».

Interpretación

Tan en serio se toman los hombres sus opiniones como los niños sus juguetes. Para lo sabio –el dios, el λόγος– el hombre es aquel niño que cree verdadero lo que representa su juguete –por eso se lo toma tan en serio–. Mas las opiniones de los hombres están lejos de la verdad y, por tanto, del λόγος1. Tal distancia, además, tiene consecuencias para los hombres, y así lo podemos comprobar cuando leemos: «Pues el que más entiende defiende opiniones. Sin embargo la justicia condenará a los autores y testimonios de falsedades». (Cf. 118. B28).

Observamos en este fragmento, por tanto, una relación entre lo sabio –el dios, λόγος– y el hombre comparable a la existente entre el hombre y el niño pequeño expuesta en 97. B79.

1«La comparación de las creencias con juguetes de niños implica no precisamente que la relación de los hombres con sus creencias sea como la de los niños con sus juguetes, sino que, así como, tomándose los niños en serio sus juegos, los mayores los consideran meros juegos, así también la seriedad con que se toman los hombres sus creencias la denuncia la razón [λόγος] al revelar esas ideas también como meros juegos, con la connotación precisa de ‘diversión’ y ‘entretenimiento’, que desvía y oculta de la conciencia la razón verdadera de las cosas» (Calvo, 2017).