Empédocles, Anaxágoras, Demócrito y Leucipo1
Con Empédocles las cosas (los entes) mudan sin pausa, pero detrás de todo ese cambio hay una ley fija que rige todo ello a través de una forma de desarrollo cíclico en que intervienen dos fuerzas cósmicas: Amor (Ἔρως) y Odio (Νεῖκος). Con tales fuerzas se componen (Amor) y se descomponen (Amor) los entes, unos entes que cobran realidad gracias a un cúmulo de cuatro elementos eternos -las cuatro raíces de todas las cosas (ῥιζώματα πάντων)-. Ἔρως mezcla y une los elementos para conformar las cosas y Νεῖκος, por su parte, las disgrega. Por tanto tenemos aquí un proceso de unión-disgregación sin fin2 que está regido por la referida ley fija.
Anaxágoras opta por un doble principio a la hora de encauzar la problemática de la unidad y la pluralidad a la hora de explicar la realidad de las cosas. La materia como…
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